domingo, 18 de diciembre de 2011

Tras arrojar la piedra al estanque

Arrojo una piedra al estanque
tunel y ondas expansivas se disuelven
llegando casi hasta mi.

Todo vuelve a su quietud inicial
pero ahora está mi piedra
en ese fondo.


Las ondas concéntricas van y vuelven.
Van y vuelven.
Una sola vez
para cada piedra.

Mi corazón no es un estanque sin visitas.
Es un jardín subacuático, obra de sucesivos jardineros
Es un parque infantil escenario de risas y juegos
y en mi lecho de arena y roca
de guijarros y algas y suaves corales
albergo monedas, tesoros varios
deseos, olvidos, descartes
que ahora me hacen, y fueron ajenos.


Arrojo una piedra al estanque
quizás no me agrade verlo tan quieto.

LOS FANTASMAS

Lo que tienen los fantasmas, es que son imperceptibles para el sensor de movimiento.  Ese es un verdadero problema, porque les garantiza total inimputabilidad de los delitos de allanamiento, tránsito ilícito, y copamiento de morada, entre otros.  Por suerte, además del foco halógeno con sensor de movimiento estratégicamente instalados, ahora tengo un par de varillas de cobre para detectar las zonas negativas de la casa, y positivizarlas o evitarlas.
Finalmente, estamos a salvo.

Lo otro que tienen los fantasmas, es que informan que en algún lugar, no muy lejos, hay un cadáver.
Los fantasmas no me asustan, pero los cadáveres me dan mucho asco.  Bien podría ser que la muerta sea infecto-contagiosa.