jueves, 2 de agosto de 2007


DAME DE BEBER... desafía Jesús a la Samaritana. Ya la está desafiando al dirigirle la palabra: las mujeres no deben hablar con extraños, y menos cuando estos son extranjeros, y peor aún si proceden de un pueblo enemigo. Pero esta hermosa mujer, que ya había tenido cinco maridos y vivía ahora en concubinato, dueña de si misma y conocedora de sus poderes, lo mira a los ojos y le contesta en el mismo tono. No evita el encuentro, no huye, no se esconde. Jesus fue al pozo del padre de los judíos a encontrarse con otra Soror Mística, de la casta de Lilith y María Magdalena. Jesus fue solo, cansado, y hambriento, como debe hacerse, a encontrar el alimento vital, enviando a sus discípulos en otra dirección, en busca de alimentos que si no menos vitales, bastante más banales. Para cuando regresa su fraternidad, el yace satisfecho junto a su Soror, la mujer de Samaria, que tras ser reconocida como agua, reconoce al hombre como pan. Y nada temen al saciarse en espíritu y en verdad.


«El alimento que debo comer, ustedes no lo conocen» le dice Jesus a sus discípulos, ese grupo de hombres que cree que en la comida y las elucubraciones mentales yace todo aquello que necesitan, olvidando que el primer milagro de Jesus fue convertir el agua en vino, elemento esencial de la boda mística. Jesus habla, con energía renovada, junto al cántaro que la mujer dejó a su lado cuando corrió a compartir su hallazgo con los suyos, de que nada es la tierra sin la semilla, ni el agua sin la vasija que la contenga, que mal puede el hombre nutrir su espíritu sin su mujer. Para Jesus esa mujer adoraba lo que no conocía, mientras que él mismo y los suyos adoran lo que conocen... y es por eso que pueden saciar sus mutuas hambres. Símbolo y Misterio. Belleza y Verdad. Esencia y Existencia. El agua de la vida, el semen, y su hogar, el cántaro o el útero.


Tengo el Compañero de mi corazón que me nutre... agradezco al espíritu de los vientos y los océanos cada día por él. Y te agradezco a tí, alimento de mi alma, por haberme reconocido.