martes, 6 de mayo de 2008

PROYECCIONES

DICE FERNANDO:

Ella es la perfección, una suave sonrisa se dibuja en su cara. Dueña de una personalidad retraída que esconde los misterios de un enigma. Un perfecto arcano, tras su debilidad aparente se disimula su fuerza, a veces para sentirse protegida hace crisis frente a él, espera de su apoyo, de sus elogios, de sus halagos. Luego desaparece, no sin antes agradecer, pero se desvanece en el mar de los misterios.

La conoció en un tinglado de Momo, como diría ese viejo presentador carnavalero. Referencia ineludible para sus ojos, lentamente se transformó en una musa inspiradora. Sus imágenes se transformaron en deseos, él la convirtió en una obsesión, al menos por un tiempo. Aunque a veces la olvida, la cambia, vuelve siempre a esperarla, no sabe para qué, ni tampoco por qué. Recuerda esa imagen, en casa de una amiga, con su pelo negro y ensortijado, una postal de la belleza, de una suave y delicada belleza.

A veces ella parece mostrar cierta preferencia por él, mantienen largas series de correos, contando su vida, sus amarguras, sus esperanzas. Él contesta con solicitud, con un lenguaje cargado de simbolismo, con alusiones, con esperanza, pero todo se diluye en eso. Ella le reconoce virtudes, le halaga a su manera, pero termina todo en largas vueltas alrededor de un carrusel imaginario. Entonces, la rueda vuelve a empezar.

Alguna vez ella lo toma de confidente, otras veces parece tomar una iniciativa, acorta las distancias, sugiere salidas, propone cosas, pero todo se termina diluyendo.

Es que ella sabe algunas cosas de él, sabe algunas diabluras, de otras épocas, de otros tiempos, y en conversaciones le pregunta, le comenta sobre esas situaciones.

Como todo escudero, el conoce sus debilidades, no entra, no se anima a ir a terreno enemigo, espera, espera el buen momento. Mientras tanto como todo guerrero se desentiende de esa lucha, se esparce, se dedica a otra cosa.

Su vida se debate en la contradicción de jugar a todo o nada, o esperar, esperar el buen momento. Tampoco tiene prisa, tampoco tiene pausa, no confía en el terreno, no puede leer bien lo que pasa. Eso le molesta, eso le preocupa, pero también le agrada, lo motiva, al menos por un tiempo, por unos días.

Su virtud es la paciencia, la perseverancia, su defecto es jugar al anti-héroe. Ella tiene cosas que le agradan, es dueña de una inteligencia suprema, es suave como la seda, es sensible. Ella tiene cosas que él odia, sus dudas, su dualidad a la hora de actuar.

No creo él vaya a jugar a cara o cruz, creo que lo que más teme es perder su independencia, aunque quisiera tenerla, ama su independencia, su soledad.

Construye en su interior un mundo, la ubica a ella, la quita a ella, la vuelve a colocar.

No se puede vivir sin amor, por eso lo inventa, lo crea, y se asume en su fascinación, en su juego, mas se aburre del juego y vuelve a su torre.

Pocas cosas le desvían su atención, ella es una, quizás por eso le gusta. Sus gustos son claros, pocos, repetitivos, tiene un perfecto dominio de sus tiempos, de sus ideas.

Puede planificar, puede improvisar, puede crear, puede copiar. Pero su debilidad es la fascinación del primer momento, y ella lo logró en ese primer instante.

Aunque le gusta no va a moverse, no va a avanzar, no va tomar iniciativa. Le gusta la calma, le gusta esperar, le gusta esa rara sensación de inseguridad. Juega sólo cuando gana, cuando esta seguro, cuando sabe que es única la posibilidad. Por eso no juega, no juega con dudas, no juega con los misterios, no juega con lo que no puede controlar. No juega cuando algo le importa.

Rara mezcla de inadaptado, cursi, con vahos románticos, conoce sus puntos fuertes. No lo usa, no se apoya en ellos, le gusta las situaciones novelescas. Cuando se pone una idea en mente, lo absorbe de tal manera que nada lo aparta, por eso como buen controlador no deja que ella absorba su mente. Quiere seguir viviendo como hasta ahora, aunque la tentación por conocerla es grande, a veces la curiosidad lo invade, lo desquicia un poco, pero vuelve a centrarse en su plan de vuelo y todo vuelve a la normalidad. Esa normalidad que el puede manejar, esa normalidad que es parte rutinaria y parte invención, para no pensar se enfrasca en debates intelectuales con otros, o se obsesiona por algún detalle de sus estudios, se retuerce en la música, se debate en su ajedrez.

Cuando se angustia quiere vivir en la realidad, quiere saber la verdad, más como no se puede vivir sin ilusiones no pregunta, no quita los velos, no cuestiona.

En algún momento se fastidiará, se cansará de la situación y se marchará en busca de otra distracción, lo que nunca se sabe es cuando.

Como buen orgulloso no pide ayuda, no quiere que nadie interceda, ni aún una buena amiga, por eso el juego es de dos, no admite terceros. Si estuviera más cerca descifraría como es y se pondría a crear un plan para tenerla, pero sigue inmerso en el mar de dudas, en ese mar que le dice quien es o quien aparenta ser.

Se sabe solo, se siente solo, por eso usa una estrategia guerrillera, no entra en combate directos, no juega a una batalla, entra en acción sólo en escaramuzas y sale rápido de la escena de la batalla. La movilidad es su táctica, entra, golpea y sale, todo lo más urgente posible. No queda a ver los resultados, no importa los resultados, sólo importa el seguir andando, hasta sentirse fuerte, confiado o caer en combate. Sabe de ese riesgo, por eso es cuidadoso, precavido, no quiere tener herida que le dificulten la marcha, no es tiempo, no es el lugar, al menos eso cree.

Se siente más fuerte cada día, por eso toma mayor precaución, demasiada confianza lo puede matar en un momento, y aún no es tiempo de morir. Conoce muchos secretos, pero sabe que ninguno de ellos lo salvará si arriesga más de lo debido. Por ahora precaución es su lema y paciencia acuna sus noches.

Le gusta los laberintos, ama los laberintos, tal vez por eso no se decide a actuar. Se esconde detrás de su laberinto, hace que la gente entre y circule por ellos, y crea para cada uno una faceta diferente, juega a ser poeta, crítico, alegre, ácido, loco, cuerdo, centrado, retraído, expresivo, fugaz, lento, irónico y otros muchos roles. Tal vez es cada uno de ellos, tal vez no es ninguno, lo cierto que en sus laberintos no hay Minotauros ni Aradnia ni Teseo, sólo laberintos que se terminan pareciendo a la realidad.

Le gusta cambiar de forma, le gusta cambiar de pensamiento, le gusta cuestionar y cuestionarse, es amplio y cerrado, encasillado y desaliñado, le gusta la dualidad, el saber que las cosas son y no son. Por eso no abre muchos sus ideas, especialmente cuando le importa lo que piense el otro, es una colección de locas ideas que quiere juntar en un solo modelo con cierta coherencia. Colecciona ideas, colecciona frases, colecciona situaciones para analizar, para crear, para intercambiar, pero se colecciona a sí mismo. No se toma en serio, exagera sus defectos, a veces exagera sus virtudes. Es contestatario y sumiso, es obsesionado por la perfección.


DICE CATALIZA:

Cataliza es su imagen, vestida de vaporoso verde, con un fragante ramo de matices rosas entre sus manos. Cataliza de los bucles negro azabache, y calzado de satén blanco.

Cataliza recuerda un juego que Fernando no. El juego del espejo de tres alas. Para cada ángulo, una determinada cantidad de proyecciones. Jugando a este juego, fue que Cataliza aprendió a ser. Ganó conciencia en la ventana de la imagen. Cataliza aprendió a ser los tres espejos, moviéndose a voluntad. Mientras Fernando creía contemplarla, ella lo mostraba a él en una, tres, nueve, ochenta y una proyecciones de si mismo. Agudo y blando, flaco, lánguido, tímido e intrépido, pesimista y romántico, soñador cansado y sanador herido... entra tantas visiones de si mismo que él adoraba.


Quiero que el amor puro que alguna vez me sostuvo
vuelva a tenerme entre sus brazos, segura
que la emoción extática que una vez me dió otro mundo
me absorba en su torbellino, me de de beber de su flujo
y me devuelva.

Quiero y quiero y quiero
que en el confuso derrumbe de mis recuerdos
no se pierda la huella de tu mano en mi mejilla.

Que me devuelva, que mi mar te devuelva, que mi barca, que mis amigos vientos, que mi tierra
me devuelva, que me devuelva.