sábado, 29 de noviembre de 2008

ESTILOS DE LIDERAZGO: EL MANAGEMENT TÓXICO

El lider tóxico es aquel que te pide que te comportes como no puedes, y seas lo que no sos. Que de una manera más sutil o más directa te solicita que dejes de ser la hermosa persona que eres, para convertirte en el engranaje de sus sueños. Estas exigencias van desde la prohibición de seguir tus propios intereses y objetivos, hasta la declaración pública de tu inadecuación para la tarea... que por el mismo fue asignada.
Es decir: uno es lo que uno es. Un milagro, una de las maravillas del universo, todo talento y potencial. Fue esa persona que ahora te denosta, quien te seleccionó para realizar la tarea que tan mal ejecutas : no olvidemos eso.
El jefe tóxico se divierte evaluando cuantas ofensas podés soportar antes de plantar tu renuncia. Cotidianamente te hace enfrentarte a la cuestión de ¿cuanto vales?.
El jefe tóxico es sádico. Oscila entre el fallido control de sus impulsos agresivos, y la expresión franca y brutal de esa fuerza que lo motiva a ir a trabajar cada día.
La toxicidad resulta de una serie de vectores: crueldad indisimulada (psicopatía... el tipo de chiquito torturaba a sus mascotas), tiranía (el ejercicio de poder como forma de autovalidarse), rigidez mental (que lleva al sectarismo, y a ver como enemigo a todo aquel que no se ajuste a su modelo, y luego al aislamiento del empleado), o corrupción (estilo que va llevando a la amoralidad generalizada en el lugar de trabajo).
El jefe tóxico no sólo te va drenando de tus ganas de trabajar sino también de tu amor a la vida, a ti mismo, a los demás y al futuro.
Pero no veamos sólo lo negativo. El jefe tóxico te brinda una serie de valiosas oportunidades:
1. Si querías seguir el camino de Buda, esta es tu gran oportunidad. El sufrimiento como camino hacia la iluminación; la tolerancia, la compasión y la humildad serán virtudes que finalmente tendrás oportunidad de cultivar.
2. Es pan para el ingenio. Al igual que la rana que cae en la leche, y nada hasta convertirla en manteca, cuanta negatividad te vomite el muy marrano, podrá ser convertida en manjares para el alma lúdica. Es un desafío para pensar fuera de la caja, o dentro de la olla de leche: el momento de elucubrar estratagemas para convertir el veneno en medicina, y salir fortalecido e inmunizado como empleado de hoy, y lider de mañana. También se puede disfrutar imaginando al desgraciado agonizar en la banquina, o escenas por el estilo. Es decir: el jefe tóxico, bien aprovechado, propicia la creación de una zona de confort interna que nos ayudará frente a las adversidades de la vida.
3. El jefe tóxico se encamina necesariamente al fracaso. Jamás alguien ha trabajado mejor a fuerza de latigazos, mientras que el respeto, el estímulo y el afecto siempre consiguen lo mejor de nosotros mismos. Si considerás que el naurfragio de la empresa, es también el tuyo propio, ayuda a tu jefe tóxico convirtiéndote en un ejemplo de buen humor, humildad, dignidad y templanza. No hay veneno si no hay envenenados. Capaz que el tipo un día se muerde la lengua y que tu paraiso está a la vuelta de la próxima esquina.