sábado, 29 de diciembre de 2007


LA POESÍA ES UN ARMA CARGADA DE FUTURO

Cuando ya nada se espera personalmente exaltante,

mas se palpita y se sigue más acá de la conciencia,

fieramente existiendo, ciegamente afirmado,

como un pulso que golpea las tinieblas,

cuando se miran de frente

los vertiginosos ojos claros de la muerte,

se dicen las verdades:

las bárbaras, terribles, amorosas crueldades.

Se dicen los poemas

que ensanchan los pulmones de cuantos, asfixiados,

piden ser, piden ritmo,

piden ley para aquello que sienten excesivo.

Con la velocidad del instinto,

con el rayo del prodigio,

como mágica evidencia, lo real se nos convierte

en lo idéntico a sí mismo.

Poesía para el pobre, poesía necesaria

como el pan de cada día,

como el aire que exigimos trece veces por minuto,

para ser y en tanto somos dar un sí que glorifica.

Porque vivimos a golpes, porque apenas si nos dejan

decir que somos quien somos,

nuestros cantares no pueden ser sin pecado un adorno.

Estamos tocando el fondo.

Maldigo la poesía concebida como un lujo

cultural por los neutrales

que, lavándose las manos, se desentienden y evaden.

Maldigo la poesía de quien no toma partido hasta mancharse.

Hago mías las faltas. Siento en mí a cuantos sufren

y canto respirando.

Canto, y canto, y cantando más allá de mis penas

personales, me ensancho.

Quisiera daros vida, provocar nuevos actos,

y calculo por eso con técnica qué puedo.

Me siento un ingeniero del verso y un obrero

que trabaja con otros a España en sus aceros.

Tal es mi poesía: poesía-herramienta

a la vez que latido de lo unánime y ciego.

Tal es, arma cargada de futuro expansivo

con que te apunto al pecho.

No es una poesía gota a gota pensada.

No es un bello producto. No es un fruto perfecto.

Es algo como el aire que todos respiramos

y es el canto que espacia cuanto dentro llevamos.

Son palabras que todos repetimos sintiendo

como nuestras, y vuelan. Son más que lo mentado.

Son lo más necesario: lo que no tiene nombre.

Son gritos en el cielo, y en la tierra son actos.

Gabriel Celaya

sábado, 15 de diciembre de 2007

ROBERTO ZUCCO: crónica de un angel dulce en un mundo perverso

o
RETRATO DE UN ASESINO EN SERIE

Roberto Zucco es transparente. Pura sensibilidad sin domesticar: él es inocente crueldad. Devorado por su madre desde su nacimiento, aprende a percibir desde los deseos más oscuros de las mujeres, identificandose con ellas (encontrando su dolor y su falta en la maternal, tan íntima y ajena), para convertirse en su brazo armado. Roberto Zucco no es: no devino jamás sujeto, careció de la contención para ello, y se transforma así en materia fluida que la maldad del mundo atraviesa, constituyendo. Cual prisma es penetrado por los impulsos reprimidos ajenos devorados, concentración de ira y dolor de cuantos lo han rodeado, y que al metabolizar, produce violencia y muerte.
La obra "Roberto Zucco" es un ensayo sobre la peor de las condiciones humanas... esa zona donde la humanidad, a fuerza de canibalizar su propia experiencia, se aisla de toda luz, al punto de ya no poder tolerarla. Ese armario abyecto de la Humanidad en el que la sombra ama y busca la sombra, y la posibilidad de conexión con el otro sólo se realiza desde el odio, la envidia, el dolor, la necesidad, la decadencia, la compasión, y la muerte. Por atreverse a habitar esta zona, ahorrándonos a nosotros esa apropiación, es que Roberto Zucco es un héroe. Y Gandhi, un canalla.

Obra negra, si las hay, "Roberto Zucco"; y brillantemente interpretada por el grupo de teatro Prevocacional del Instituto de Actuación de Montevideo, dirigidos por Marisa Bentancur, en esta extraordinaria muestra de arte escénico que se llevó a cabo el jueves 13, 20:30 horas en el Teatro del Centro.

miércoles, 12 de diciembre de 2007

Inventario en cenizas


Giró bruscamente e hizo su descargo sobre el cuerpo de ella, que quedó hecha polvo, si, pero polvo reflexivo. ¿Por qué tanta virulencia? Se preguntó ella, casi como siempre.
Adoró él, esa caracteristica levedad de ella. Podía caerle un rascacielo y ella allí, tan pensando y quieta. Tan erizo él, tan creyéndose mulita. Tan ballena siendo y soñándose libélula, ella allí parada soñándose en pedazos. Llorona como un bloque de hielo, sonriendo a los amables, esquiva con los desconfiados, y cantando solo contra muestra.
Deseando ella y añorando él, futuro y pasado para cada cuenta, pasando el lapiz sobre llegadas y fracasos, y por arrancar la última hoja del calendario.

Quemar, quemandose, quemando... por celebrar la huella de tu presencia en mi vida.

martes, 11 de diciembre de 2007

Peces muertovivos girando en su pecera


Mi hermana soñó con esqueletos de peces, dando vueltas en una pecera, la noche antes de firmar contrato con quienes serán dueños de su vida durante mínimamente los próximos tres meses. Podrán disponer de cada una de sus horas, y radicarla en Cochinchina Boreal a la voz de aura, y sin derecho a pataleo. Pero claro: es una de esas oportunidades que no se pueden dejar pasar. ¿No?
Yo vengo paspando mis ovarios contra facturas y recibos de sueldo, y ni siquiera por un sueldo tentador, sino por salir un rato del tubo de ensayo. En mi estado mental actual, de lo que me tiren, me prendo. Igual, de un cable pelado.
¿Cuanto vale una vida humana? No mucho, me temo y lamento junto a idealistas y poetas. Sólo lo "necesario" para mantenerla tal.

¿Vámonos para Tramandai a pintar pareos? Vamos, che.
Apurate.
Tenemos que correr.

domingo, 9 de diciembre de 2007

Procrastinadora yo en vías de estructurarme...

La procrastinación es la postergación de tareas (viene de pro y crastinus que se refiere a mañana), "dejarlas para mañana", por desgano, falta de impulso y motivación para hacerlas en el momento, pasando a ocuparse de actividades secundarias. Como resultado me siento culpable por no haber hecho lo que tenía que hacer, pero me justifico argumentando que realmente tenía que dedicarme al blog, o a sacarle punta a todos mis lápices, o a podar la lavanda. O que esa tarea tan importante debe ser antes cuidadosamente planificada...
Es decir: es un hábito con componentes de depresión (como causa o consecuencia, ya que redunda en un autoconcepto deficiente), perfeccionismo, temor al fracaso, y autosabotaje. También existe una dificultad para concentrarse, déficit atencional posiblemente ligado al consumo excesivo de cafeina, una alimentación insana, y pocas horas de sueño.
Si te agarra un psiquiatra con dicho cuadro, indudablemente te recetará el antidepresivo que el último visitador médico le vendió. Pero podés tener la suerte de encontrarte con un filósofo que te sugiera formas de convertir esa característica (ya no síntoma) en herramienta.

Says John Perry, sturctured procastrination is "an amazing strategy I have discovered that converts procrastinators into effective human beings, respected and admired for all that they can accomplish and the good use they make of time. All procrastinators put off things they have to do. Structured procrastination is the art of making this bad trait work for you. The key idea is that procrastinating does not mean doing absolutely nothing. Procrastinators seldom do absolutely nothing; they do marginally useful things, like gardening or sharpening pencils or making a diagram of how they will reorganize their files when they get around to it. Why does the procrastinator do these things? Because they are a way of not doing something more important. If all the procrastinator had left to do was to sharpen some pencils, no force on earth could get him do it. However, the procrastinator can be motivated to do difficult, timely and important tasks, as long as these tasks are a way of not doing something more important.

Structured procrastination means shaping the structure of the tasks one has to do in a way that exploits this fact. The list of tasks one has in mind will be ordered by importance. Tasks that seem most urgent and important are on top. But there are also worthwhile tasks to perform lower down on the list. Doing these tasks becomes a way of not doing the things higher up on the list. With this sort of appropriate task structure, the procrastinator becomes a useful citizen. Indeed, the procrastinator can even acquire, as I have, a reputation for getting a lot done."

jueves, 6 de diciembre de 2007

MEJORES PRÁCTICAS

Hubo una vez una famosa gaviota que se especializó en Mejores Prácticas. Juan Salvador Gaviota era su nombre, y su enseñanza aún resuena. Fue ampliamente adoptada por palomas con dos patas y brazos en lugar de alas, y manos que aletean sobre teclados soñando, ya no con fama ni diferenciación, sino con dólares. Que buscan su piedra filosofal que ya no es piedra sino Certificado de Calidad Total, procedimiento estándar cual danza de la lluvia de billetes.
Posted by Picasa

martes, 4 de diciembre de 2007

CONCIENCIA. ITALO CALVINO

Extraído del libro La gran bonanza de las Antillas. Ed. Tusquets.

Se declaró la guerra y un tal Luigi preguntó si podía alistarse como voluntario.

Todos le hicieron un montón de cumplidos. Luigi fue al lugar donde entregaban los fusiles, cogió uno y dijo:

-Ahora voy a matar a un tal Alberto.

Le preguntaron quien era ese Alberto.

-Un enemigo- respondió-, un enemigo mío.

Los otros le dieron a entender que debía matar a cierto tipo de enemigos, no los que a él le gustaban.

-¿Y qué? –dijo Luigi-. ¿Me tomáis por ignorante? El tal Alberto es justamente de ese tipo, de ese pueblo. Cuando supe que le hacíais la guerra, pensé: “Yo también voy, así puedo matar a Alberto”. Por eso he venido. A Alberto yo lo conozco: es un sinvergüenza y por unos céntimos me hizo quedar mal con una mujer. Son viejas historias. Si no me creéis, os lo cuento todo con detalle.

Los otros dijeron que sí, que de acuerdo.

-Entonces-dijo Luigi- explicadme donde está Alberto, así voy y peleo.

Los otros dijeron que no lo sabían.

-No importa-dijo Luigi-. Haré que me lo expliquen. Tarde o temprano terminaré por encontrarlo.

Los otros le dijeron que no se podía, que él tenía que hacer la guerra donde lo pusieran y matar a quien fuese, Alberto o no Alberto, ellos no sabían nada.

-Ya veis- insistía Luigi-, tendré que contároslo. Porque aquél es realmente un sinvergüenza y hacéis bien en declararle la guerra.

Pero los otros no querían saber nada.

Luigi no conseguía dar sus razones:

-Disculpad, a vosotros que mate a un enemigo o mate a otro os da igual. A mí en cambio matar a alguien que tal vez no tenga nada que ver con Alberto, no me gusta.

Los otros perdieron la paciencia. Alguien le dio muchas razones, y le explicó cómo era la guerra y que uno no podía ir a buscar al enemigo que quería.

Luigi se encogió de hombros.

-Si es así- dijo-, yo no voy.

-¡Irás ahora mismo!-le gritaron-. ¡Adelante, marchen, un-dos, un-dos! – Y lo mandaron a hacer la guerra.

Luigi no estaba contento. Mataba enemigos, así, por ver si llegaba a matar también a Alberto o a alguno de sus parientes. Le daban una medalla por cada enemigo que mataba, pero él no estaba contento. “Si no mato a Alberto”, pensaba, “habré matado a mucha gente para nada.” Y le remordía la conciencia.

Entre tanto le daban una medalla tras otra, de toda clase de metales.

Luigi pensaba: “Mata que te mata, los enemigos irán disminuyendo y le llegará el turno a aquel sinvergüenza”.

Pero los enemigos se rindieron antes de que hubiese encontrado a Alberto. Tuvo remordimientos por haber matado a tanta gente por nada, y como estaban en paz, metió todas las medallas en un saco y recorrió el pueblo de los enemigos para regalárselas a los hijos y a las mujeres de los muertos.

En una de esas veces encontró a Alberto.

-Bueno –dijo-, más vale tarde que nunca.- Y lo mató.

Fue cuando lo arrestaron, lo procesaron por homicidio y lo ahorcaron. En el proceso él se empeñaba en repetir que lo había hecho para tranquilizar su conciencia, pero nadie lo escuchaba.

domingo, 2 de diciembre de 2007

La Calandria y el Dragón


La administrativa compadeció a la calandria que perdió sus mejores años amando y protegiendo al dragón a pesar de sus continuas infidelidades, traiciones y destratos, productos de patente indiferencia. Se preguntó si el dragón pagaría tarde o temprano por su desdén, la calandria por su insensato sentir; si un celestial perdón los iluminaría a ambos, o un infame olvido los cegaría, cerrándolos al usufructo de sus mejores recursos.
Quienes merodean el amor pierden la inocencia, convirtiéndose en depredadores de su propia esencia que el Universo evaluará, y permanecen unidos o encadenados, según la pureza de sus intenciones. Unidos sumamos, encadenados repetimos. El alineamiento de los escolares, de los presos en el patio, y de las empresas a estándares de calidad, son una y la misma cosa: condena de repetición por abuso de amor (origen de toda belleza y abundancia); y en última instancia, calandricidio culposo. No siendo la calandria inocente, pero ya si, inimputable.