jueves, 8 de noviembre de 2007

MENOS CALOR Y MÁS LUZ


Fue durante la bajada, esa que viene siempre después de la cuesta, durante la cual sin darte cuenta volvías a casa a 120 dispuesta a arrollar sin piedad a cristiano o moro o perro o discapacitado que se te cruce, porque para cruzadas ya estás vos. Volvías del trabajo ese preguntándote porque no seguiste tu instinto e hiciste volar el edificio oportunamente, que si el infeliz del portero y 20 criaturas sucumbían en tu afan, pues bien merecido se lo tendrían. No hay víctimas inocentes. Sólo tu. Pues volvías, y bajando la cuesta al decender del automovil, nudo en la garganta y tormenta en el aire a la carga, descargabas tu material y tus trapos contaminados y te hundías en el jardín para descubrir que sólo necesitas... menos calor y más luz.