Sin duda el mayor atractivo de un hombre, es la seguridad en si mismo. Es sinónimo de atracción. Un hombre seguro de si mismo puede superar fácilmente ínfimos detalles como centímentros de más o de menos en cualquier dirección en que se consideren, en relación a la norma.
Me fascinan los hombres seguros de si mismos, quedo absorta en ellos, a veces me gusta intentar socavarlos, busco insistentemente irritarlos, aún evidente cautiva de su presencia atrapante, mágnetica, que me subyuga.
La seguridad en si mismo es algo difícil de describir. Pienso en un hombre de postura erguida, pero sin tensión, con las manos en los bolsillos, o bailando en el aire, de ojos encendidos que buscan otros ojos, que se muestra atento a quien tiene delante, escucha y empatiza, no habla ni de sus éxitos ni de sus fracasos ni de sus anhelos y frustraciones. Le sobran temas del mundo para comentar. Tampoco rehuye hablar de si mismo cuando la ocasión lo exige.
Un hombre seguro de si mismo huele bien.
Nunca sabrás a ciencia cierta como viste un hombre seguro de si mismo, porque si pudiste escapar de su mirada en algún momento, fue para apreciar los flexibles y fluidos movimientos de sus articulaciones, la forma en que usa las manos al hablar, las piernas para acompañar su sentir.
Un hombre seguro de si mismo no va al gimnasio. Está en óptimo estado físico pues le fascinan los deportes, en especial los acuáticos.
Un hombre seguro de si mismo tiene un gran sentido del humor, y uno aún más grande de la dignidad, la lealtad y el honor.
Un hombre seguro de si mismo enfrenta los problemas como desafíos, sintiéndose invencible con la ayuda de los demás. Le encanta agradecer.
En este mundo redondo todo parece ser circularidad. El remedio deviene veneno, el veneno medicina, cada cosa atrae su opuesto, y el hombre muy seguro de si mismo padece de certeza interminable y está condenado a morir en la ignorancia, rodeado de la podredumbre de su raza, sin aprender de la vida, con su mente cerrada.
El hombre muy seguro de si mismo no es ni puede ser libre, pero luce con orgullo y galanura las cadenas que arrastra, llevándolas las más de las veces, con ojos de tigre, anudadas al cogote.
Me fascinan los hombres seguros de si mismos, quedo absorta en ellos, a veces me gusta intentar socavarlos, busco insistentemente irritarlos, aún evidente cautiva de su presencia atrapante, mágnetica, que me subyuga.
La seguridad en si mismo es algo difícil de describir. Pienso en un hombre de postura erguida, pero sin tensión, con las manos en los bolsillos, o bailando en el aire, de ojos encendidos que buscan otros ojos, que se muestra atento a quien tiene delante, escucha y empatiza, no habla ni de sus éxitos ni de sus fracasos ni de sus anhelos y frustraciones. Le sobran temas del mundo para comentar. Tampoco rehuye hablar de si mismo cuando la ocasión lo exige.
Un hombre seguro de si mismo huele bien.
Nunca sabrás a ciencia cierta como viste un hombre seguro de si mismo, porque si pudiste escapar de su mirada en algún momento, fue para apreciar los flexibles y fluidos movimientos de sus articulaciones, la forma en que usa las manos al hablar, las piernas para acompañar su sentir.
Un hombre seguro de si mismo no va al gimnasio. Está en óptimo estado físico pues le fascinan los deportes, en especial los acuáticos.
Un hombre seguro de si mismo tiene un gran sentido del humor, y uno aún más grande de la dignidad, la lealtad y el honor.
Un hombre seguro de si mismo enfrenta los problemas como desafíos, sintiéndose invencible con la ayuda de los demás. Le encanta agradecer.
En este mundo redondo todo parece ser circularidad. El remedio deviene veneno, el veneno medicina, cada cosa atrae su opuesto, y el hombre muy seguro de si mismo padece de certeza interminable y está condenado a morir en la ignorancia, rodeado de la podredumbre de su raza, sin aprender de la vida, con su mente cerrada.
El hombre muy seguro de si mismo no es ni puede ser libre, pero luce con orgullo y galanura las cadenas que arrastra, llevándolas las más de las veces, con ojos de tigre, anudadas al cogote.
1 comentario:
Como inseguro incurable (estoy seguro de esto) siempre desconfíe de los seguros, para mi alguien que esta muy seguro de algo es alguien que no tiene capacidad de aprendizaje y alguien que esta muy seguro de si mismo es alguien que no tiene idea de las fuerzas que mueven al mundo y que es muy frágil en realidad ya que al no ser flexible solo puede resistir o quebrarse ante el mundo.
Modestamente una persona (hombre o mujer) que esta muy segura de lo que quiere debe ser insoportable y totalmente imposible de vivir con el, yo los observo de lejos como si fueran curiosidades zoologicas y los admiro a la distancia asi como también me fascina la obstinación de las hormigas y me encuentro envidiando sus logros pero eso no quiere decir que uno desee ser un torpe y limitado insecto.
Creo que las mujeres están en una eterna búsqueda de la seguridad como todos en realidad pero ellas hacen hincapié en que las seguridad les llegue de afuera por eso el hombre seguro es para ella un tipo de SUPER-HOMBRE que las salva de las incertidumbres de la vida y creo que con esa fantasía se olvidan de que puede ser muy malo estar siempre seguro de las cosas, lo único que te garantiza eso es no ver parar a tiempo cuando corres hacia el borde del precipicio.
Conste que estoy muy seguro que todo lo que digo…
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