La luna lució esa noche su mejor cara.
Tenía cita con el sol en la sierra encantada.
Llegó puntual y espléndida a la cita soñada
Pese a todo consigue apenas rozar su falda.
"No te alcanzo, no me alcanzas"
se duele acovachada, murmurando
sobre miedos y deseos como jaulas.
El sol se se demora en llegar la siguiente mañana
Ya la noche despechada, le ha dado la espalda.
El día ríe a carcajadas de la noche alunada
Algunas veces llueve, por no poder acompañarla.
Hoy la noche y el día son de potencia exacta
sus deseos, uno solo, cual velódromo flotante
promesa cierta de que lo que es, fue y será igualmente:
el tiempo un collar del que somos una cuenta.
Mercedes Bocage
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