porque me han amado así mil veces.
Haz como si estuvieras en guerra:
báñame de rocas y de tierra.
Cuando me conduzcas, no me apartes
del acantilado o el desastre.
Déjame correr la misma suerte
del que caminara con la muerte.
Pero cuando subas a mi cuerpo
asegura que ya esté despierto.
Amar es como rodar un coche
por el precipicio de la noche.
Y ante tal peligro es muy humano
querer tener riendas en las manos
Silvio Rodriguez, Querer Tener las Riendas, 1973
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