miércoles, 29 de agosto de 2007

LA BACTERIA ANAERÓTICA

“Muchos humanos consideran a su especie la cumbre de la evolución. Somos los más inteligentes, los más poderosos, nos hemos extendido por todos los continentes. Pero si el éxito en la vida se contempla como capacidad de adaptación, de supervivencia y de replicación, en resumen, de presencia, las bacterias nos superan de largo. Son la forma de vida predominante en la Tierra, aunque no tengan el aparato intelectual de los humanos, ni puedan crear ni replicar memes con nuestra eficacia. Ni falta que les hace.”

A la nana, nana, nana,
a la nanita le haremos
una chocita en el campo
y en ella nos meteremos.

YERMA

Aquella noche aquella se condujo como cualquier bacteria: circulando por los hilos invisibles que sustentan, construyen y destruyen las interacciones entre los seres vivos.

CONDUCTA DE LA BACTERIA: aunque jamás hayan practicado arte alguna, son expertas en coreografía, es decir, coordinación de movimientos en procura de un fin (el erotismo, en el caso de la que me ocupa). Las bacterias son gregarias: saben muy bien que la unión hace la fuerza, así que se aproxima (patotera en general) a grupos humanos con el fin de generar desunión, y así nutrirse y re-producirse en las tinieblas del alma.

Fluyen a través del medio en que se encuentren, creando patrones de líneas y remolinos que cambian de forma constante, generando un efecto hipnótico en seres débiles y sugestionables. En el arte de la guerra, luego de la cisaña viene el camuflaje. La bacteria anaerótica, en el limitado marco de sus capacidades intelectuales, se especializa en el engaño, en el arte del disfraz, que es propiamente la seducción. En la mesa de boliche en la que la detecté, en cuestión de minutos se apoderó del cuerpo del más voluble de los sujetos, más nada pudo en sus continuos embates contra el ser más luminoso.

Una vez que la bacteria coloniza un cuerpo, lo obliga a secretar una sustancia (lechosa y pegajosa) que la nutre, generando una proliferación de hormonas sexuales que tumorizan allí en el área media del cuerpo. La actividad mental de un sujeto sano, pero boludo, pasa a desarrollarse en dicha área tumorificada de su biología.

Luego de que todo este mediocre proceso acaba (el cual en nada se relaciona con el sexo como camino de crecimiento espiritual), la bacteria anaerótica, fortalecida, busca un nuevo huésped. El boludo, intoxicado y alucinado, se sueña astuto y superpoderoso, cuando en los hechos ha sido degradado, habiendo sido inhibidos y hasta bloqueados importantes aspectos que nos hacen personas. El infeliz se aparta de quienes lo quieren creyendo “elegir”, jamás sospechando ser simplemente víctima propiciatoria. La bacteria anaerótica no busca crecer y nada sabe de amar... es impulsada por la búsqueda de placer y poder indispensables para su sustento y re-invención. Ella sólo puede alojarse en seres que están en la oscuridad. La presencia de luz la vuelve agresiva y la impulsa a buscar un nuevo huésped. La bacteria sólo ve la luz (y se asusta, sabiéndose en peligro) cuando es expulsada, generalmente por una herida, del ser que colonizaba.

Así que muchachos, consejo para la vida: prevención es lysoform (asepsia en las relaciones, que Dios no quiere cosas chanchas y la bacteria las prefiere), luz, buena salud, que es criterio; y distancia, siendo la mayor, la mejor.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

talvez nada exista para apreciar lo burdo... (talvez la trampa)... pero sin esta, la magnitud de lo mediocre, de lo consumible o de lo superfluo, que querer a alguien y que este no nos quiera

pero es asi

Anónimo dijo...

La Trampa... en la que caes cuando elegís relacionarte en/con mediocridad.